mayo 17, 2008

EN UN ABRIR Y CERRA DE OJOS...



A la edad de tan sólo 43 años, el editor en jefe de la revista "Elle", Jean Dominique Bauby, sufrió un infarto cerebral que cambió por completo el curso de su vida.

El exitoso, apuesto y triunfador Jean Do, al despertarse unas semanas después, se encontró a sí mismo en un hospital, sin poder moverse, hablar, o gesticular; tan sólo podía mover y parpadear su ojo izquierdo. En esta extraña condición denominada Síndrome Loked-in, quedó atrapada su mente en un cuerpo completamente inútil.

Reusándose a rendirse emprendió un viaje que le permitió escapar de su prisión, a la que él mismo llamó escafandra, dictando sus memorias con tan sólo el pestañeo de su ojo. Fue así como Jean Do "escribió" su libro "La escafandra y la mariposa", gracias a la ayuda de Claude, una asistente con la que empleó una técnica en la que ella le dictaba las letras del alfabeto, siguiendo un orden cronológico de acuerdo a su mayor frecuencia de uso en el alfabeto francés, y cuando él escuchaba la letra que quería, con un abrir y cerra de su ojo ésta se escribía.
Trágicamente, tan sólo diez días posteriores a la publicación de su libro, Jean Do falleció a causa de una pneumonía.


"Me resulta divertido
que a mis cuaren­ta y cuatro años me laven,
me den la vuelta, me limpien el trasero
y me pongan los pañales
como a un niño de pecho.
En plena regresión infantil,
obtengo incluso con tales manejos un vago pla­cer.
Al día siguiente de todo ello
se me antoja el col­mo del patetismo,
y una lágrima surca la espuma de afeitar
que un auxiliar extiende por mis meji­llas".



El libro inspiró a la película del mismo nombre, dirigida por Julian Scnabel, conocido por su película "Antes que anochezca". Partiendo desde el punto de vista del protagonista el director nos adentra a la mente de Jean Do, y nos conduce a través de su propia visión del mundo en crudos planos subjetivos entrelazados con una serie de realidades creadas que juegan de válvula de escape, sin caer en el discurso evidente o en la extrema sensiblería, sino mas bien en una narración esperanzadora y para nada autocompasiva. Sin lugar a duda, merece la pena verla.

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