Bueno, bueno. ¿Que cómo la pasamos? ES-PEC-TA-CU-LAR.
El día 1 fue realmente agotador: empezamos lógicamente con el desayuno (sin comentarios...) y luego nos fuimos en metro hasta la Akrópolis, donde sacamos el pase de 12€ que te permite visitar toda la parte antigua, incluyendo el Teatro de Dionisio (espectacularmente reconstruído), la Akrópolis, donde esta el Partenón y el Templo de Athenisia y el de Erechtheion. Siguiendo el sendero llegamos al Templo de Teseon (el mejor conservado de todos... con más de 2400 años, aún conserva el techo!).
Después caminamos por Plaka (donde hay más cafés que griegos) y desembocamos en Monastiraki, donde está el mercadillo de los fines de semana. Compramos los típicos souvenires y comimos el famoso souvlaki ("sulaki"), o pitá griego. Después seguimos por la Ágora antigua y Romana, pasando por el Templo de los vientos... hicimos un cafesito de media tarde para recargar pilas y continuamos hacia el Templo de Zeus (increíble!).
Por la noche cenamos en Monastiraki y fuimos a tomar unas copas a Plaka, donde está toda la mivida nocturna de bares.
Al día suguiente quedaba muy poco por hacer, así que nos planteamos ir hasta cabo Sunion... pero como estaba a 70km preferimos quedarnos por la ciudad y tomarnoslo con calma; por eso fuimos hasta el Museo Nacional: no es gran cosa (sobre todo considerando que el British museum tiene más de la mitad de la colección en Londres, y de que además, la sala de Egipto estaba cerrada al público). Después tomamos el metro hasta el estadio Olímpico: totalmente recomendable de visitar, estuvimos cerca de hora y media recorriendo todo el recinto construído en el 2004 con el fin de celebrar el retorno de los juegos. Después regresamos a la Akrópolis.
Atenas resulto más increíble de lo que creíamos: íbamos temerosos de que dos días serían poco para conocer la ciudad, pero sin darnos cuenta el primer día ya habíamos hecho más de la cuenta, dejándonos el domingo para retosar en las rocas en la base de la Acrópolis viendo el atardecer mientras el insaciable de Memi repetía su personal visita al tan ansiado monumento. Después otro café en Plaka con vistas a la Akrópilis y a cenar a Monastiraki.
La comida en general fue estupenda y los precios más que aceptables. Probamos , ensalada griega, las carnes asadas y el yogurt con miel y nueces. Impecable!, exceptuando esos chicles rancios que compramos a pesar de las advertencias de Flo del aspecto del paquete algo añejado y falto de pulcritud.
Lo único criticable es que, para los que somos cafeinómanos, los precios son de miedo: un café cuesta cerca de unos 4 o 5 €, eso sí, acompañado siempre de un más que generoso vaso de agua, el cual está siempre presente, sin importar lo que bebas o comas.
En resumen... un destino imperdible y una escapada necesaria y agradecida con el fin de recargar baterías para el año que se viene...
El día 1 fue realmente agotador: empezamos lógicamente con el desayuno (sin comentarios...) y luego nos fuimos en metro hasta la Akrópolis, donde sacamos el pase de 12€ que te permite visitar toda la parte antigua, incluyendo el Teatro de Dionisio (espectacularmente reconstruído), la Akrópolis, donde esta el Partenón y el Templo de Athenisia y el de Erechtheion. Siguiendo el sendero llegamos al Templo de Teseon (el mejor conservado de todos... con más de 2400 años, aún conserva el techo!).
Después caminamos por Plaka (donde hay más cafés que griegos) y desembocamos en Monastiraki, donde está el mercadillo de los fines de semana. Compramos los típicos souvenires y comimos el famoso souvlaki ("sulaki"), o pitá griego. Después seguimos por la Ágora antigua y Romana, pasando por el Templo de los vientos... hicimos un cafesito de media tarde para recargar pilas y continuamos hacia el Templo de Zeus (increíble!).
Por la noche cenamos en Monastiraki y fuimos a tomar unas copas a Plaka, donde está toda la mivida nocturna de bares.
Al día suguiente quedaba muy poco por hacer, así que nos planteamos ir hasta cabo Sunion... pero como estaba a 70km preferimos quedarnos por la ciudad y tomarnoslo con calma; por eso fuimos hasta el Museo Nacional: no es gran cosa (sobre todo considerando que el British museum tiene más de la mitad de la colección en Londres, y de que además, la sala de Egipto estaba cerrada al público). Después tomamos el metro hasta el estadio Olímpico: totalmente recomendable de visitar, estuvimos cerca de hora y media recorriendo todo el recinto construído en el 2004 con el fin de celebrar el retorno de los juegos. Después regresamos a la Akrópolis.
Atenas resulto más increíble de lo que creíamos: íbamos temerosos de que dos días serían poco para conocer la ciudad, pero sin darnos cuenta el primer día ya habíamos hecho más de la cuenta, dejándonos el domingo para retosar en las rocas en la base de la Acrópolis viendo el atardecer mientras el insaciable de Memi repetía su personal visita al tan ansiado monumento. Después otro café en Plaka con vistas a la Akrópilis y a cenar a Monastiraki.
La comida en general fue estupenda y los precios más que aceptables. Probamos , ensalada griega, las carnes asadas y el yogurt con miel y nueces. Impecable!, exceptuando esos chicles rancios que compramos a pesar de las advertencias de Flo del aspecto del paquete algo añejado y falto de pulcritud.
Lo único criticable es que, para los que somos cafeinómanos, los precios son de miedo: un café cuesta cerca de unos 4 o 5 €, eso sí, acompañado siempre de un más que generoso vaso de agua, el cual está siempre presente, sin importar lo que bebas o comas.
En resumen... un destino imperdible y una escapada necesaria y agradecida con el fin de recargar baterías para el año que se viene...
EXCELENTE descripción de los acontecimientos!!!...
ResponderBorrarsi te quedaste con ganas de más..
www.florsucha.blogspot.com